El aparato reproductivo de los insectos se encuentra ubicado en el abdomen, consiste de ovarios o testículos, ductos, glándulas y órganos accesorios. Presenta diferencias entre el masculino y el femenino.
En la mayoría de los insectos la reproducción es sexual. En algunas especies la reproducción se hace por partenogénesis y en ciertos casos no se conocen los machos. En muchos insectos sociales las obreras no pueden reproducirse porque sus órganos sexuales están subdesarrollados.
Aparato reproductivo femenino
En los insectos el aparato reproductivo de la hembra consiste de un par de ovarios, un sistema de ductos, por el cual pasan los huevos al exterior, y estructuras asociadas. Generalmente cada ovario consiste de un grupo de ovariolas donde se producen los óvulos. En la parte anterior del ovario hay un ligamento suspensor que generalmente se inserta en la pared interior del cuerpo o en el diafragma dorsal. En la parte posterior hay un oviducto por el cual descienden los huevos hacia el exterior.
Puede haber de 1 a 200 ovariolas pero por lo general hay de 4 a 8. Los huevos emergen de la parte terminal de las ovariolas y van madurando a medida que bajan por el oviducto. En muchos insectos los huevos maduran antes de descender por los oviductos y hacen que los ovarios se expandan a veces hasta ocupar la mayor parte del abdomen.
Generalmente los dos oviductos se unen para formar un solo ducto común con un ensanchamiento, la cámara genital o vagina. La vagina se extiende hasta el exterior. Asociado con la vagina se puede encontrar un órgano con forma de saco, llamado espermateca, que sirve para almacenar el esperma. Además suele haber varias glándulas que segregan un material adhesivo el cual sirve para empaquetar a los huevos, envolverlos en una cubierta protectora o para adherirlos a un sustrato.
Aparato reproductivo masculino
El aparato reproductivo del macho es similar al de la hembra. Consiste de dos testículos, ductos que desembocan al exterior y glándulas accesorias. Cada testículo consiste de un grupo de tubos espermáticos o folículos en los que se desarrollan los espermatozoides.
El conducto deferente es un ducto que transporta a los espermatozoides desde los testículos hacia la parte posterior. Los dos conductos deferentes se unen en un tubo común: conducto eyaculador que desemboca al exterior en un pene o edeago. En muchos insectos hay una expansión de cada conducto deferente, llamada vesícula seminal donde se guarda el esperma. Las glándulas accesorias segregan un líquido que transporta al semen o que se endurece formando una cápsula llamada espermatóforo que encierra al esperma. Estas glándulas desembocan en el conducto eyaculador.
Variaciones
Esta descripción de los aparatos genitales masculino y femenino es muy generalizada, dentro de ella hay grandes variaciones. En algunas especies los oviductos o los conductos deferentes no se unen en un conducto común, en cambio desembocan independientemente al exterior por un par de orificios. También hay variaciones en el número y forma de las ovariolas, en la maduración de los huevos, forma de los oviductos, tipos de glándulas accesorias y de formación de la espermateca. En el sistema genital masculino hay variaciones similares.
En este apartado se estudia la genitalia interna de los insectos. Estos órganos están formados por unas gónadas pareadas: testículos en el macho y ovarios en la hembra, conectados a un conducto mediano que se abre por un gonoporo al exterior. En ambos casos su función es la de formar las células germinales, proveer a su nutrición y suministrarles un espacio dentro del cuerpo donde puedan desarrollarse y madurar para convertirse en células aptas para la reproducción. Estas células son, en el caso de los machos, los espermatozoides, móviles, libres o a veces encerrados en una envoltura protectora; en las hembras son los óvulos, con suficientes reservas para asegurar el desarrollo del futuro embrión, protegidos por envolturas o cubiertas segregadas por diferentes glándulas. En las hembras es muy frecuente la presencia de un receptáculo seminal o espermateca, donde se almacenan temporalmente los espermatozoides después de la cópula.
El aparato genital masculino se aprecia en la Fig. 3.6. Consta del par de gónadas o testículos, conectados por un par de conductos laterales al conducto mediano o conducto eyaculador, que continúa por el interior de un órgano copulador evaginable (el edeago) hasta salir al exterior por el gonóporo masculino. Además de estos componentes fundamentales, en muchos insectos hay estructuras particulares y glándulas accesorias que vierten en los conductos anteriores sus excreciones.
Figura 3.6. Diagrama del sistema reproductor masculino, con las principales partes de que consta. (Davis, 1991).
La misión de los órganos reproductores masculinos es la de producir esperma que contenga espermatozoides viables y transferirlo a la hembra de su misma especie. Esta transferencia puede ser indirecta (como ocurre en los Apterigotos): el macho deja un saco (el espermatóforo) que contiene los espermatozoides en el sustrato, y la hembra lo recoje y se lo introduce por su gonóporo; o directa (en insectos Pterigotos), donde la transferencia del esperma ocurre durante la cópula, cuando el macho introduce su edeago en el conducto genital de la hembra. Además de los espermatozoides, en el esperma pueden incluirse sustancias que son aprovechadas por la hembra como reserva nutritiva.
El aparato genital femenino se observa en la Fig. 3.7. Consta de un par de ovarios en los que se produce la multiplicación de las células germinales (primero oogonias, que por división se convierten en los oocitos), la meiosis y la vitelogénesis. De cada ovario parte un conducto que se une en el oviducto medio. Éste se abre por el gonóporo en una invaginación que forma la pared del cuerpo entre los segmentos 8º y 9º y que se llama bolsa copuladora o cámara genital, y cuando es tubular se denomina vagina. Entre los órganos anejos se encuentra la espermateca o receptáculo seminal, que sirve para la recepción y almacenamiento temporal de los espermatozoides. Existen también una serie de glándulas accesorias que vierten sus secreciones en la cámara genital o vagina en el momento de la cópula, o cuando se hace la puesta de los huevos.
Figura 3.7. Esquema de un aparator reproductor típico de las hembras de los insectos, mostrando las principales partes de que consta. (Davis, 1991).
La misión de los órganos reproductores de la hembra es la de producir huevos, fertilizarlos con los espermatozoides y realizar la puesta. La vitelogénesis es el proceso de crecimiento del oocito a partir del alimento o reservas (situadas normalmente en el cuerpo graso) de la hembra. Este proceso está controlado por hormonas segregadas por los cuerpos alados y termina con la deposición del corión o cubierta del huevo. Cuando el huevo llega a la cámara genital recibe el esperma procedente de la espermateca y es fertilizado. La fertilización ocurre como respuesta al paso del huevo, aunque algunos insectos (como ocurre en himenópteros y otros órdenes) la hembra puede controlar la liberación de esperma.
En algunos insectos (como en lepidópteros) las hembras poseen una abertura anterior para realizar la cópula y recibir el semen del macho, y otra posterior por donde se realiza la puesta (oviporo).
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