martes, 25 de julio de 2017

FISIOLOGÍA

EXTREMÓFILOS

Un extremófilo (de extremo y la palabra griega φιλíα=afecto, amor, es decir "amante de -condiciones- extremas") es un organismo (frecuentemente, un microorganismo) resiliente, esto es, que vive soportando condiciones extremas, entendiéndose por tales aquellas que son muy diferentes a las que viven en la mayoría de las formas de vida en la Tierra.
Extremófilos del tipo termófilo producen algunos de los vistosos colores de la fuente termal Grand Prismatic Spring, en el Yellowstone National Park.
Hasta hace poco tiempo se pensaba que en los lugares donde crecen los extremófilos era imposible que hubiera vida. Por ejemplo, en las aguas enormemente ácidas del río Tinto; pero las hay; muchas pertenecen al dominio Archaea. Y también hay cientos de miles de virus desconocidos y por catalogar.
Las enzimas que poseen los organismos extremófilos (apodadas extremoenzimas), son funcionales cuando otras no lo son.





Clasificaciones[editar]

Hay muchas clases de extremófilos que se extienden por todo el mundo, cada uno correspondiente a la forma en que su nicho ambiental difiere de las condiciones mesófilas. Estas clasificaciones no son exclusivas. Muchos extremófilos caen bajo múltiples categorías y se clasifican por ello como poliextremófilos. Por ejemplo, los organismos que viven dentro de rocas calientes bajo la superficie de la Tierra son termófilos y barofílicos como Thermococcus barophilus.1​ Un polietremófilo que vive en la cumbre de una montaña en el desierto de Atacamapodría ser un xerófilo radiorresistente, un psicrófilo y un oligótrofo. Los poliextremófilos son bien conocidos por su capacidad para tolerar niveles de pH altos y bajos.2
Algunas bacterias pertenecen a varios de estos grupos. La mayor parte de los extremófilos son microorganismos, hay archaeas (arqueobacterias), procariotas (bacterias) y eucariotas. Su pequeño tamaño y el hecho de que su metabolismo es muy adaptable ha permitido que colonicen ambientes que son mortales para seres pluricelulares. Aunque hay que señalar que también hay organismos pluricelulares, sobre todo entre los barófilos. Es especialmente destacable el caso de los tardígrados, micrometazoos capaces de sobrevivir en diversas condiciones de criptobiosis (anoxianhidro y osmobiosis).
Un hecho curioso es que estudiando los extremófilos de Yellowstone (fuentes termales: termófilos) el Dr. Brockde la Universidad de Madison (Estados Unidos) encontró la bacteria Thermus aquaticus. Por ser resistente al calor, permitió desarrollar la técnica de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) que ha sido fundamental para el desarrollo de la ingeniería genética.
También hay que destacar que se han descubierto varias especies del filo de animales marinos Loricifera los cuales son capaces de vivir permanentemente sin oxígeno (son anaerobios) ya que no contienen mitocondrias, sino otro tipo de orgánulos.
Recientemente se ha descubierto en el lago MonoCalifornia, un nuevo organismo que sustituye el fósforo para funcionar con arsénico, el GFAJ-1.
El estudio de los microorganismos extremófilos es importante también para disciplinas como la Exobiología. Un estudio de 2011 sugirió que algunos organismos extremófilos terrestres, como el Deinococcus radioduranspodrían ser capaces de sobrevivir en el espacio exterior.10
También son materia de estudio para la Ecología, pues estas formas de vida pueden degradar materias tóxicas, dañinas o perjudiciales para el entorno natural y el ser humano y la Medicina mira con interés sus complejos mecanismos de autoreparación del ADN destruido.

Ocho lugares donde podemos encontrar extremófilos

Ocho lugares donde podemos encontrar extremófilos
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Con todo, no es necesario irse a otros planetas para descubrir formas de vida que parecen violar todo lo que sabemos sobre la vida, hasta el punto de que parecen seres extraterrestres: aquí, en la Tierra, tenemos ya algunos ejemplos.
Son los extremófilos, microorganismo que vive en condiciones extremas. Tan extremas como los ocho lugares que vienen a continuación:

1. Cherbóbil

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Después del desastre nuclear de Chernóbil, de 1986, la región se ha convertido en uno de los lugares más inclementes para la vida. Sin embargo, podemos encontrar especies que se adaptan a las duras condiciones de radioactividad, como el gusano Anisakis simplex.

2. Mar Muerto

La sal no se lleva bien con la vida, al menos en grandes cantidades. Por eso el mar Muerto, un lago salado situado a 416,5 m bajo el nivel del mar entre Israel, Cisjordania y Jordania, se llama así, porque tiene una gran concentración de sal en sus aguas, lo que elimina todo rastro de vida. Bueno, todo rastro, no, porque hospedan bacterias como la Chromohalobacter beijerinckii.

3. Desierto

Bacterias y microorganismos, como los tardígrados, pueden sobrevivir en ambientes muy áridos y sin agua durante casi una década. En ese sentido, el lugar más árido que se conoce es el desierto de Atacama, en Chile: un año registró 0 litros por metro cuadrado. Técnicamente, un desierto es un lugar donde las precipitaciones anuales son inferiores a 254 milímetros, y en el Sáhara solo llueve una media de 25; pues en Atacama solo llueve 0,1 milímetros de media: 250 veces más árido que el Sáhara.

4. Cuevas oscuras

En las cuevas donde nunca penetra la luz del sol viven escarabajos, como el Aphaenops tellkamp o escarabajo de la cueva.

5. Dentro de rocas

A tres kilómetros bajo la superficie de la Tierra habitan amebas y algunas bacterias resistentes que viven dentro de las rocas. Se llaman, por ello,endolíticas.

6. Volcanes

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Los volcanes, a pesar de ser tan destructivos, pueden albergar vida. Por ejemplo, si visitáis volcanes en Micronesia os podéis tomar con el pájaro megapodius Laperouse, la talégala de las Marianas, que coloca sus huevos en las cenizas calientes de los volcanes para incubarlos. En lugares como la cueva de Kauai, hay canales horadados por la lava volcánica en los que viven ciempiés y arañas, como la araña lobo (Adelocosa anops).

7. Fuentes hidrotermales

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Respiraderos submarinos con temperaturas de hasta 400 ºC son el hábitat de bacterias, gusanos de tubo y del Crysomallon squamiferum, un caracol con cáscara de hierro: la parte externa está compuesta por partículas de sulfuro de hierro, la del medio es de material orgánico y la más interna es una capa calcificada. El robusto caparazón del 'Crysomallon squamiferum' podría inspirar nuevos materiales para los blindajes militares, según un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

8. Bajo cero

El frío también resulta poco apropiado para la vida, y sin embargo, si echamos a pasear por el hielo antártico, y practicamos un agujero de nada meno que 183 metros de profundidad, podemos encontrarnos con un 'Lyssianasid amphipod', una criatura parecida a un camarón o gamba. Un lugar que, hasta este hallazgo, se creía imposible para la vida. De hecho, algunas arqueas y bacterias muy resistentes, como la Cytophaga-Flavobacterium-Bacteroides, pueden sobrevivir en agua salada a -20 ºC.

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